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Hablando en código

Andrea G. Schwartz
  • Andrea G. Schwartz
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Todo grupo tiene un código de vestir en una forma  u otra. Inevitablemente hay una norma mediante la cual se define lo que está “dentro del código” y “fuera del código”. Incluso los que viven en colonias nudistas tienen un código que implica no llevar ropa alguna. Uno puede aprender mucho acerca de una escuela, compañía, asociación, iglesia  o familia al observar su código de vestir. Al observar lo que es permitido y lo que es desalentado se hacen evidentes la ideología y las premisas morales. Al revés de lo que dice el viejo  adagio de que el hábito no hace al monje, uno puede aprender muchísimo examinando cómo se viste la gente.

Hay otra forma en que puede considerarse un código de vestir. Esta definición sutil implica la idea de hablar en código, de usar cierta forma de codificación para transmitir un mensaje que está oculto o no es tan obvio. Cuando se usa desde esta perspectiva, la manera en que una persona se viste está enviando un mensaje codificado a otros.

Por ejemplo, un abogado que se apareciera en la corte usando shorts, sandalias y n sombrero de playa estaría mostrando menosprecio por su posición como oficial del tribunal. De igual forma, una mujer que se apareciera en su boda con un pijama y unos rolos estaría transmitiendo que ese evento no es importante para su vida. Por lo tanto, una buena pregunta que deberíamos hacernos nosotros y a nuestros hijos una vez que abandonamos los confines de nuestros hogares es qué mensaje está siendo transmitido.

La “moda” de hoy para las hembras es anunciar mucho del escote y exponer el centro del torso. A veces la ropa tiene palabras escritas sobre diversas partes del cuerpo, que tiene el propósito de llamar la atención hacia esos lugares específicos. Para los varones jóvenes la tendencia es usar pantalones muy anchos que mantienen en suspenso a los espectadores, preguntándose si se caerán a los dos o tres pasos. En demasiados ambientes “profesionales” la cultura pop ha invadido la cultura empresarial, de modo que hacer un depósito en un banco local puede ser un motivo y una oportunidad para la tentación y un mironismo inadvertido.

Los padres cristianos (sea que eduquen en casa a sus hijos o los envíen a escuelas cristianas externas) deberían pensar en qué mensaje ellos y sus hijos están transmitiendo cuando interactúan con la cultura Si vamos a dejar que nuestra luz alumbre ante los hombres, entonces lo que decimos, cómo lo decimos y qué aspecto tenemos cuando lo decimos será magnificado por esta luz concentrada. Es contraproducente llamar la atención hacia nosotros con ropa provocativa o muy a la moda en lugar de darle la gloria a nuestro Padre que está en los cielos.

¡¡Siempre estamos hablando en código!!