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Preparándose para la escuela: Escuela hogareña o Academia Cristiana

La respuesta es la inmersión. Sature a sus niños, en todas las materias y atividades, con la Escritura como cimiento, y la fe en Jesucristo como el ímpetu y objeto del esfuerzo.

Andrea G. Schwartz
  • Andrea G. Schwartz,
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Las cosmovisiones son como los ombligos: todo el mundo tiene uno. No obstante, si uno está mirando al mundo realmente desde una perspectiva cristiana (una cosmovisión cristiana/bíblica), entonces cada aspecto de la vida y del pensamiento necesita ser filtrado a través del lente de la Palabra de Dios. Eso no es una ocupación de fin de semana que pueda ser embutida en el tiempo libre de uno. Tampoco es probable que halle particularmente satisfactorio leer “Una cosmovisión bíblica para los Dummies”. No, los trucos breves y las soluciones apuradas no servirán.

La respuesta es la inmersión. Sature a sus niños, en todas las materias y atividades, con la Escritura como cimiento, y la fe en Jesucristo como el ímpetu y objeto del esfuerzo. Así es como los progenitores pueden esperar inculcar una visión cistiana del mundo y de la vida a sus hijos.

Entonces la pregunta se convierte en: ¿Cuál es el mejor lugar para alcanzar ese objetivo? Por supuesto que no es el sistema educativo del Estado ni las escuelas privadas seculares. Por muy selectas que estas puedan ser desde el punto de vista académico, están dedicadas específicamente a NO impartir un cristianismo práctico, que proclame la fe para todos los aspectos de la vida. La Academia Cristiana es una buena opción para los padres cuyos antecedentes, circunstancias o inclinaciones hacen que la educación hogareña sea irreal o no funcional. Ahora bien, esta opción implica más trabajo, y no menos, por parte de los padres. Tienen que supervisar el proceso educativo, llenando todos los vacíos o discrepancias con una fe bíblica integral. Lo que sigue es una lista de preguntas que hay que responder antes de dar este paso:

  • ¿Cómo define la escuela la educación, el educador, los educandos?
  • ¿Qué lugar concede la escuela a los padres y sus preferencias?
  • ¿Cuáles son las prioridades? ¿Académicas? ¿Sociales? ¿Edificación del carácter?
  • ¿Qué papel asumen los maestros en la edificación del carácter de los estudiantes?
  • ¿Cuál es la declaración de propósito de la escuela?
  • ¿Cuál es el código de vestuario? ¿Código de conducta?
  • ¿Cómo se tratan las infracciones de las reglas y políticas?
  • ¿Es bienvenida la observación de las actividades en clases por los ajenos?
  • ¿La escuela es para los estudiantes cristianos o para crear estudiantes cristianos?
  • ¿Cuál es el punto de vista sobre la autoridad de la familia, la iglesia, la escuela, el Estado?
  • ¿Es el currículo deliberada y conscientemente cristiano?
  • ¿Esta escuela es solo para los estudiantes que van para la Universidad? ¿Para estudiantes vocacionales? ¿De preparación para el trabajo? ¿Para que estén listos para comenzar una familia?
  • ¿Los estudiantes, padres y maestros dan todos respuestas similares a estas preguntas?
  • ¿Cuál es la filosofía educativa de la escuela? ¿Es compatible con la suya?

Estas preguntas presuponen que los padres tengan un patrón para juzgar las respuestas que les den. También se debe hacer una evaluación cuidadosa al dar este paso, porque usted se estará sometiendo a la autoridad de la escuela y dirigiendo a sus hijos (y a sí mismo) a respetar, honrar y obedecer a los que coloque en autoridad sobre ellos. Cuando está organizada y dirigida adecuadamente, la academia cristiana es un tremendo apoyo a la familia.

La enseñanza hogareña es una opción que yo he practicdo durante los últimos veinticinco años y con la cual he tenido la mayor familiarización y práctica. Sin embargo, al igual que al matricularse en una escuela diurna, esta opción necesita ser planeada cuidadosamente. Rushdoony bien lo dice en su libro La filosofía del currículo cristiano[The Philosophy of the Christian Curriculum]:

El maestro que no crece en el dominio de su materia, en metodología y contenido, es un maestro muy limitado y sus alumnos son aprendices “sub-privilegiados”. (133)

El maestro, como estudiante, es ante todo un estudiante de la Palabra de Dios. Ser un estudiante significa avanzar y crecer. (134)

Crecer como maestro requiere que crezcamos a través y bajo la enseñanza del espíritu Santo. Debemos convertirnos en buenos aprendices como un paso para hacernos buenos maestros. Nuestra profesión es una muy grande en la Escritura: nuestro Señor era un Maestro, y el Espíritu Santo es nuestro Maestro permanente. No podemos asumir nuestro llamado a la ligera, ni tampoco contristar al Espíritu al abusar de nuestro llamado. (135)

El maestro de educación hogareña necesita prepararse para ser la fuente y conducto de lo que los estudiantes necesitan aprender y para crear un contenido que incluya asignaturas que demuestren la realidad de la Palabra de Dios en todas las áreas de la materia. Aunque yo usé currículos que no me satisfacían al 100 por ciento todas las veces, pude añadir y pulir aspectos importantes como resultado de mi propio estudio y aplicación de la Palabra de Dios a mi vida. Los recursos disponibles en calcedonia me ayudaron sobremanera y lo hicieron de tal forma que nuestra vida de educación hogareña era consistente con nuestra vida de iglesia, nuestra vida deportiva y nuestra vida profesional. En un final, no se trata de costos ni aseguramiento cuando uno escoge entre una escuela hogareña y una acedemia cristiana. Se trata de ver cuál es la mejor manera de educar a sus hijos para que sean embajadores del mundo cristiano y del concepto cristiano de la vida. No hay responsabilidad más importante que está que el Señor nos ha confiado.